Tuesday, 18 December 2012

Sonny Sharrock-Ask The Ages.


 

Comenzaré por los músicos (a modo de rebelión contra las portadas solistas en el jazz; cada que consulto a los demás músicos dentro de un disco, descubro una lista con más compositores increíbles). Elvin Jones en la batería, también colaboro "My favorite Things" de John Coltrane. Charnett Moffett... lo desconozco (aunque su participación en este álbum hace de contraste, a modo de puntos Seuratianos), pero según wiki, ha participado con Art Blakey, Dizzie Gillespie, Herbie Hankcok y Pharoah Sandres, quién también toca el saxofón aquí. Y Sharrock, ha tocado con Don Cherry, su ya antaño amigo Pharoah Sanders, le devuelve la participación de Tauhid.

Un cuento de hadas...
 
1991, comenzará con la terrible Operación Tormenta en el Desierto, mientras yo me decido a nacer, el ambiente empolvado que tendrá todo el año, dará lugar a Nevermind de Nirvana con todo lo que se pueda decir sobre este álbum... y pareciera que nada fue bello este año. Fin. No, pero esperen salta al mercado cinematográfico un triste re-make de la Bella y la Bestia, mientras que la versión de Cocteu, era liberadora de la disyunción occidental "cultura-animalidad", la versión de Walt, es una reafirmación de los valores occidentales, el super-yo de la mujer contemporánea y emprendedora, cuyo contrapeso, reafirma la noción de que la mujer sólo puede tener un deseo, el ser objeto de deseo sexual. El príncipe, puede y debe ser el sádico, disfrazado de animal temible(pero principesco, no se debe olvidar que lo primordial es la facha), con sutiles violencias sobre la imposición de una estructura corpórea prisionera, pero por suerte, nuestro cuento no tiene un intro con castillo, desplegando marcas (no es que sean muy cínicos y griten "ESTO NO ES ARTE, ES MERCANCÍA", sino que aplica la fórmula Arte=mercancía).
******** Desde una banca en cualquier parque, se sienta un hombre, con una guitarra en mano, dispuesto a contar la historia con los sentidos, la guitarra es un máquina sustituta de la boca, de las manos, de las caricias.

Promises Kept.

Guardar una promesa, no es precisamente cumplirla. Prometer es olvidar todas las dificultadas que se interpondrán entre las palabras y su acción. La guitarra es delicada y fuerte, promete con voz de Odiseo "el mar no será obstáculo, ni Sadam o Bush" En el camino Sanders se empeña a plantear obstáculos sonoros, el saxofón hace las del mar, tal vez sea un mar sacado de las pinturas de William Turner, destructor de todo, con gallarda belleza. Se calma, el bajo reza la paz después de la tormenta, pero recorre de la mano con la batería, esa ligera sospecha de que la tormenta aún no termina... que regresa con cielos obscuros de percusiones rítmicas. Cada obstáculo presenta su dialogo, con sus razones y sus cuotas de paso, todos entrelazados. La guitarra escucha y repite a gritos su promesa, esa que ha de resguardar con cada cuerda...

Who Does She Hope To Be?
 

Dejando atrás la lucha. Ella, pasea entre los jardines del sonido, perfumados y dispuestos a recitar un poema secreto, sólo por una sonrisa. La música forma topografías, ambientes, pero no contesta la pregunta, ¿Qué es lo que ella espera ser?... Supongo que no es el deseo común de una Barbie - que incluye la cocina y el kit de empresaria, el rubio se vende por separado-, es un deseo profundo. La belleza que se siente en una caricia, hidrografía de los dedos por su espalda. El último solo de bajo, da explicaciones de eso ambiguo, que es la libertad o la belleza o el amor, pero no formula una respuesta, no sabremos que espera ser, no porque no lo sepa. Se va, ¿tal vez le gusto el poema?, no lo dijo, sólo se fue.

Little Rock.


Gira a cada patada indolora, su voz es doble, lo que en Promises Kept era una guerra entre la supremacía del Saxofón y la Guitarra, aquí se convierte en un canto amistoso, comparten la felicidad de girar, golpear contra las paredes, la fricción del suelo, son personificados por Jones y Moffet, cada paso es un gloria de andar por un camino de arboles y terrasería. Las voz siamesa se rompe para formar un dialogo interno, la guitarra no deja ser nostálgica, recuerda y ríe, el saxofón se admira del entorno, no trata de regresar nunca. Los instrumentos comienzan a despedirse volviendo a su forma inicial, una voz bitonal, que se estrella contra todo, pero no olvida su alegría narrativa. 

As We Used To Sing.

Al casi terminar, se hace obvio algo, la batería y el bajo, son el escenario, factores pasivos, que participan en el dialogo pocas veces (lo que no los hace menos importantes, enriquecen la visión contrastando los colores de los protagonistas), saxofón y guitarra son locutores, conversan, como antagonistas o como amigos, tal vez algo más. Un dúo de reproches y memorias gloriosas, no se perdonan del todo, se gritan desesperados, con rencores superficiales, pero veloces, disparados por fusil, no todo es bello en esta tierra donde se ha sembrado la música, pero tampoco fatal, es una parte del relato, necesaria para su compresión, el final es alentador un recuento de los sueños cumplidos y sus pequeñas fracturas. Pueden salir y tomar café, reír, al final, su riña es sólo un personaje.

Many Massions.
Se abre un jardín de percusión con sus arboles ondulantes, movidos por el vaivén del bajo-viento, suave y lento, brisa que refresca a unos amantes de figura indefinida. El saxofón es un caminante sensual, pero sólo unos pasos, se vuelve a la persecución de espíritus sublimes, corre por laberintos de habilidad, es el track de Sanders, y Sharrock, está relegado al paso sensual que abandono el saxofón, por meditaciones veloces que se prolongan, ¿qué podría ser el amor o el túnel?. Baja la velocidad, derrocha más belleza o la pregunta constante que reivindica la belleza, a partir de ahora la belleza es distinta, es sensual sin formas, pero con sensaciones, acciones y gestos, la caricia y el verso proclaman sus fuerzas activas dentro de la historia del arte, de nuevo, como si resurgieran de entre los paramos devastados de la mass media y sus amenazas de invadirlo todo, para mal. En otra mansión, de las tantas, una bestia de cuerdas gruñe, pasos de cañón hacen vibrar el suelo auditivo, devastan lo anterior y posterior para reafirmar su existencia inevitable. El mejor solo de guitarra del álbum, el mejor solo de saxofón. No es una batalla, cada cuál tiene su tiempo, se dan la mano en una colaboración. Me hacen ansiar Tauhid, para saber como han cambiado desde el 66.

Once Upon a Time.
Erase una vez... el narrador comienza por los objetos, los describe minucioso, y cuando los oyentes se miran confusos, dice las palabras mágicas que abren universos de letras en los cuentos "infantiles" de Wilde. "Erase una vez"... ha sonado tantas veces en nuestra memoria, que parece hueco ¿por qué retomar un hechizo que ya no impresiona?, sólo para pulirlo, rellenarlo de música-mundo, invasora de los sentimientos. La belleza que acusada de falsedad, da sus argumentos de veracidad e inocencia, no es toda la belleza falsa. Desde los simbolistas-impresionistas se enseña que "la belleza falsa, es esa que se ha vuelto piedra y formula, el arte enfocado en las estadísticas de marketing". 

Este cuento se acabo.

Al borde de la última nota, dan ganas de regresar, mil y una noches oír sobre las tierras oníricas, decir "esto es bello", pero vuelvo resignado a mi trinchera, dónde el arte también es un conjunto de armas que apuntan hacia eso "que dicen que es hermoso"(el rock, punk, rap,la protesta contra el capitalismo y sus tentáculos). Sharrock, protesta de una manera curiosa, como positivo, destruye el canon de belleza con el planteamiento de uno distinto, libre, no sólo grita muerte, proclama vida y da una cátedra de revolución - ignoro si sus intensiones eran esas, pero eso me parece -, para las trincheras "de hoy", la transformación que queremos, no es sólo posible por el desprecio a una figura (Sí, hablo de Peña Nieto y la modita de gritarle ¡PUTO MACHISTA, CHINGA TU MADRE!), necesita una forma constructiva, posible sólo cuando la capacidad creativa se vuelve acto (y por acto no hablo de marchas, de fotos en facebook con el emblema que recuerda a una marca, de vídeos en youtube, hablo del desarrollo de herramientas, estéticas y modos de vida, distintos de los establecidos).

Sunday, 16 December 2012

7: XVIII


Temática: Caos/Angustia/Incertidumbre
Genero: Post-Hardcore


PRIMER LADO
((introducción))
Unwound - 'All Souls Day'
Universal Order of Armageddon - 'No Longer Stranger'
Drive Like Jehu - 'New Math'
Sleepytime Trio - 'You're Dead; Lava'
Native Nod - 'Back to Mimsey'
Shotmaker - 'Now and Then'
The Crimson Curse - 'Psycho 75'



SEGUNDO LADO
((interludio))
Lvmen - '#1'
Indian Summer - 'Angry Son (En Vivo)'
((final))

"Humanos seres, el oro cae, se derrumba, nada será en el mañana. Más valor tendrá un vegetal comestible que un dolar. Abrid los ojos y aprended a mirar. El oro rueda, se desfigura y se anulará. Será el caos. Más será bien." - S. Parravicini (1968)




Saturday, 15 December 2012

BODYGUARD/James Ferraro - Silica Gel/Sushi


 b3BETUNES. 2012 

Días en que la ironía se ha vuelto un asunto serio. Realmente una cosa trascendental, 'poderosa', ciega, ciertamente devorando todo a su paso. Y hay santos papas y papisas de esta nueva 'ironía' que no es 'ironía', sino algo que debe ser tomado como asunto de vida y muerte. James Ferraro es y seguirá siendo el Papa mayor de esta tendencia hasta que se demuestre lo contrario . Lo hemos mencionado antes aquí en este espacio, y con un escarnio bien definido que no planeo cambiar, a menos que alguien me torture/lave el cerebro al estilo de las escenas finales de la Naranja Mecánica. Continuando con esta reseña, James Ferraro es una señal de nuestros tiempos, una bengala de nuestra babilonia decadente, siempre adelantadose a la podedumbre cultural hipervinculada/hipervirtual y estos trabajos seleccionados de su discografía correspondientes a este año no son la excepción. 

Primero tenemos a BODYGUARD, otro de sus más recientes seudónimos  y su disco 'Silica Gel'. En el disco, se le hace un trabajo estilo carnicería total a todas las 'tendencias' modistas de los últimos años -incluyendo el tan afamado Vaporwave y el Dubstep- para generar tétricas bandas sonoras hiper-producidas (ya no es lo-fi, sino hi-fi) aptas para ser reproducidas en un club gangster V.I.P. de Hong Kong o alguna reunión excéntrica de macabros ejecutivos en un penthouse de Dubai (¿será por la obviedad de la portada?). Se comprimen tantos géneros a la vez en el transcurso de una canción, que se da la sensación de que esto es como si se empacaran una cantidad de residuos tóxicos/malolientes/sucios en un empaque de lujo, enchapado en platino y luces de neón. No voy a negar que es un engaño bien ejecutado: sigue siendo una porquería de música, pero la producción es TAN buena que uno siente un hálito de seducción maléfico.

De hecho quiero que se imaginen también esto: una de las últimas presentaciones de Whitney Houston (haciendo dueto con Rihanna) en 3-D diluyéndose lentamente como parafina caliente encima de los ojos de uno mientras irrumpen en el escenario, Psychic TV, Three 6 Mafia, Conrad Schnitzler y Jerry Goldsmith, protegidos por una manada de Yakuzas, que impulsivamente comienzan a asesinar al público que está observando desde un sauna. Así se desarrolla la "música" de este personaje, deteriorándose hasta llegar a la aun más irritante cacofonía de tracks como 'SEX TAPE' y '#FLAMETHROWER. ¿Querían una saturación absoluta? Tomen. Esto es el espectralismo de la música populachera que le dicen: el epítome de la contravanguardia (pajazo mental es lo que se tiene). Solo falta pensar que dirán de esto dentro de unos diez años -tal vez será visto como un objeto arqueológico del capitalismo-tardío-caníbal- híperconsumista- e imaginarse a los 'tan cultos' fashionistas hipsters colombianos saboreando la música de este tipo dentro de unos cuantos meses, cuando ya haya pasado el momentum de Ferraro y se esté hablando sobre el Microwave (la ironía, ¿no?). 


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HIPPOS IN TANKS. 2012

En forma de contraste, encontramos que el último trabajo de Ferraro en lo que va del 2012, bajo el titulo de 'Sushi', es remotamente escuchable (aunque odie decirlo) y se aleja cada vez más de sus inicios. Se juega a retomar los sonidos del Techno Ambiental, y el dance/hip-hop de los 90's, adaptando cosas que aprendió en sus 'ejercicios' anteriores, generando un híbrido que suena a la vez un tanto familiar y al mismo tiempo desconocido. Ruidos bobos que parecen salir de pre-sets de un teclado viejo, combinándose con transiciones putea-cráneos de forma simultanea.  Super-ridículo pero a la vez, serio, de hecho lo más serio que jamás haya realizado. Está bien, admitamos que la producción es absolutamente exquisita y envolvente, llegando hasta a tener elementos 'foley' en ella, pero sigue siendo música vaga, hecha en mente para llenar la pista de baile con los sudorosos trajes Kenzo y joyas Cartier del jet-set. Lujoso sí, trascendental no. Sin embargo el presente esfuerzo puede ser considerado como decente disco de música bailable si uno no conoce absolutamente nada del señor Ferraro. Ahora, cierren los ojos e imagínense una fiesta de Estilo RCN con este disco de fondo (alternativamente una fiesta de jóvenes esnobs hijos de papí y mami que se creen la 'puta ostia' por conocer a Oval, circa. 1996).

Friday, 14 December 2012

Hora Local - Orden Público


Argentina tenía a Patricio Rey y los Redonditos, México tuvo a Caifanes y nosotros pudimos haber tenido a Hora Local. Tiempos de post-apocalipsis, pánico urbano, miseria, radiación. El tranvía en llamas de la portada. Bogotazo una vez más. ¿Acaso no hay tiempos más acordes? '...la tierra se ha partido en dos. Miras las nubes amarillas: es ozono en descomposición. Todos buscamos alimentos y almacenamos botellas de alcohol' Letras sardónicas, grises que se adoptan a la aparente perdición latente del 2012: un vinculo entre el clímax de la guerra fría y el ahora que efectivamente parece colapsar frente a nuestros ojos una vez más. ¿Habrá un ruptura final? Aquí se espera. 'EN LAS CALLES CORRE SANGRE CAE GENTE DESPLOMADA...LOS MINISTROS SE REÚNEN/HAY MEDIDAS PREVENTIVAS'.

La claridad de este disco me pega finalmente la cabeza como piedra a un coco. ¡Qué himnos! Canciones que representaban a una juventud verdaderamente alienada, que podrían estar cantándose una vez más entre nosotros, 'la generación condenada'. Una condensación de las corrientes alternativas musicales de la época en Europa y re-interpretada a nuestra manera (como siempre se debería hacer). 'ahora tenemos el Tifo/y se enferman nuestros hijos/nos engañan los políticos/¡qué bien saliste anoche en el noticiero nacional!' Siempre se me escapa porque aquí jamás triunfo el cine y el rock nacional, al haber obtenido pequeños deslumbramientos de genialidad en ambos campos. Estancados tal vez por los avaros negociantes de la música, la rendición prematura a la falta de medios y reconocimiento y muy probablemente una falta de competencia/hermandad entre artistas, la actitud colombiana de: 'el supremo interés personal encima de el de los demás', falta de una verdadera critica, etc.

Son muchos los factores, pero una cosa que es segura es el oscurantismo que todavía nos permea y el cual nos hace que nos sintamos del putas en nuestra pseudo-intelectualismo, pero seguimos siendo una mala imitación (y además con atrasos) de lo que sucede en Norte América y a lo que le solían llamar el 'viejo mundo', que afortunadamente colapsará dentro de poco ya que obviamente se les está acabando el tiempo. Por ese mismo oscurantismo, 'Orden Público' no es admirado como un clásico, sino como un disco de culto que para los pocos que lo hemos escuchado, se ha quedado en un posible futuro, de algo que jamás pudo ser. ¿Se imaginan que Hora Local fuera una de las bandas más importantes de Latino América? ¿Que se hablara en reverencia de sus letras urbanoparodicadecadentes desde México hasta la Patagonia y luego en Europa? Lo digo con claros fundamentos. Solo falta escuchar las canciones en apéndice de la re-edición del 2007, aquel punk futurista y frenético de '2026' que me quema por dentro de la rabia de no poder saber que hubieran hecho después. Y sin embargo, Hora Local marcaron el génesis para la generación de bandas alternativas de los 90's, que, ¡oh sorpresa! también cayeron en el olvido hasta hace muy poco.

En la burla a ese modelo ajeno a nosotros que hemos devorado tanto, en aquella canción, 'Héroes Americanos', se escucha: 'brindaremos con avellanas cubiertas de chocolate/y tomaremos Gin & Tonic a 27.000 metros de altura/brotaran lagrimas de nuestros ojos/al contemplar la cordillera de los Andes desde la cabina de un Boeing 767/algún día, en alguna parte/seremos héroes por un instante (Bowie)'. Propongo re-descubrir el pasado que hemos ignorado y de una maldita vez re-escribir nuestra historia mientra podamos. Como he repetido antes: cojamos instrumentos, escuchemos cosas que no sean parte de un canon impuesto en la actualidad, cometamos una antropofagia Caicediana y armemos una competencia entre nosotros, hagamos música arte a nuestra manera sin imitar a nadie más. No hace falta tener un presupuesto pequeño burgués o ser parte de una mediocre rosca para lograrlo. Y odiemos a esos treintayalgos que nos preceden por dejarnos asfixiados mientras hacen sus posgrados en Holanda sobre cualquier pendejada y mientras tanto...nada acá, nada acá.

¿Nada acá? ¡JAMÁS! 

Canciones recomendadas
'Hace Frío en el Infierno'/'Londres'/'El Mundo que los hippies construyeron'/ya saben, todo el disco. punto.

Thursday, 13 December 2012

Crystal Castles - (III)


Detesto a Crystal Castles. Y jamás he entendido el gusto por la banda por parte de amigos cercanos, gusto que es más una cosa obsesiva. A mi parecer son una banda que tienen un único propósito de vender una imagen a los medios y los medios a su vez empujan aquella imagen bajo la garganta de chicas/chicos de mi generación, los cuales a su vez reciclan aquella imagen en sus blogs y tumblrs y redes sociales. ¿Pero y la música? Creo que siempre ha sido secundaria. Una banda sonora vacía, frívola para estilos de vidas vacíos y frívolos, para fiestas de desenfreno sexual, drogas, cigarrillos y mucho alcohol, elementos que hoy en día posan como 'rebeldía' para una generación post-alternativa. Este disco no es nada diferente con respecto a lo anterior dicho, solo que ahora se adapta también a las 'necesidades' de esta juventud y su bastardización de la estética "gótica/mística" de los 80's, la cual se ha convertido en algo meramente 'fashion', esa 'moda pasajera' representada en forma musical por irónicos elitistas a finales del 2007 para generar ese detestable sonido Witch House: reciclaje del crunk, el R&B comercial y el mephis rap con 'The Batcave'. 

Y claro, el Witch House tenía que aparecer aquí, ('Affection', 'Transgender').  ¡Infaltable! Hay algo que siempre tuve presente al escuchar el disco, una declaración de la banda, en la que afirmaban que querían generar un ambiente opresivo/asfixiante con esta nueva entrega. Tengo que decir que lo han logrado, claro, un ambiente tan opresivo como el quinto día después de haber asistido a varios after-parties en Ibiza y haberse metido todas las pepas del mundo, con un masivo guayabo existencial o la oportunidad ser invitado a un loft de millonarios que quieren hacer una fiesta dark y todos están vueltos mierda, sacando sangre por la nariz después de aspirado mucha perica. ¡Eso es a lo que yo le llamo opresivo vol. II!

Chistes aparte, no siento esa inaccesibilidad y peso 'emocional' que se le ha asignado en otras publicaciones. Para estos oídos siguen sonando como un rave constante. Punto. No encuentro profundidad alguna en esta música  ni en las letras que supuestamente hablan de 'tácticas del sistema para la normalización de las personas', pero sinceramente no le veo por donde. A pesar de eso hay dos momentos en el disco que podrían trabajarse más en el futuro: el primero es 'Wrath of God' que tiene unos etéreos momentos en la producción y musica (Clan of Xymox vs. Cocteau Twins) que son constantemente arruinados por el TA-TA-TA-TA-TA-TA e 'Insulin', que suena como una cinta dañada de una oscura canción de The Knife. Sin embargo, una vez más, nada por aquí y nada nuevo bajo el sol. 

Monday, 10 December 2012

Radio Pekín #1: And Also The Trees - Virus Meadow


¡Estrenamos el primer podcast del blog, Radio Pekín #1! Dedicado a 'Virus Meadow' de AATT.

ESCUCHEN AQUÍ:



PRIMERA PARTE
1. Intro & Comentario
2. Slow Pulse Boy
3. Maps In Her Wrists and Arms
4. Comentario
5. The Dwelling Place
6. Vincent Craine



SEGUNDA PARTE
1. Comentario
2. Jack
3. Headless Clay Woman
4. Gone...Like The Swallows
5. Virus Meadow
6. Comentario Final


Alternativamente pueden DESCARGARLO AQUÍ:

Parte I

Parte II

Thursday, 6 December 2012

#6: Huesos Hechos de Copos de Nieve




Temática: Nostalgia/Invierno/Madrugada
Genero: Post-Hardcore


PRIMER LADO
Intro + Moss Icon - 'As Afterwards the Words Still Ring'
Portraits of Past - 'Snicker, Snicker'
Orchid - 'Epilogue to a Car Crash'
Antioch Arrow - 'Times Square'
The VSS - 'The First and the Fingers'
Mohinder - The Static Cult'
One Eyed God Prophecy - 'Fields of Separate Realities'
Hoover - 'Side Car Freddy'
(Interludio)

SEGUNDO LADO
Soulside - 'New Slow Fucky'
Navio Forge - 'Manufactured Images of Jesus Christ'
Four Hundred Years - 'Suture'
Slint - 'Nosferatu Man'
Bastro - 'Noise/Star'
The Audience - 'Young Soul'
Clikatat Ikatowi - 'The Feeding of the Birds'
June of 44 - 'I Get My Kicks for You'



En dedicación a: fourfa.com/los que tenían nuestra edad a finales de los 90's/a myspace/la falsa y ya muerta pero divertida moda 'emo'/Kaiba, J020se, Willie, Nestor, Isai, Brian Higgins, Gabe Salazar y Phil Smiley.




Tuesday, 4 December 2012

Interpol - Turn On The Bright Lights (Re-posteado)



A principios de la década pasada, un ambiente sombrío se podía oler y sentir en todos los rincones del mundo. Las amuniciones se preparaban para dar en el blanco del corazón de algún Iraquí inocente, las lluvias olor a sangre invocaban fenómenos climáticos producidos por nuestra enfurecida madre tierra y la niebla brotaba de las ruinas de un plan injustamente calculado. La música se encontraba en medio de esta agitación, de la duda, de la añoranza de tiempos ya idos, muchos ensambles musicales recurriendo desesperadamente al pasado en búsqueda de una re-afirmación a toda esta destrucción de esquemas y esperanzas.

El punk de los 90’s había tomado de una forma u otra inspiración de movimientos como el post-punk. Pronto más que una inspiración, se volvería una obsesión esnobista y tal vez en cierto punto, un punto de referencia para los tiempos de la nueva década, la cual daba sus primeros y trágicos pasos; el volver a aquel pasado gris que una vez inundó las calles frías de una Europa industrial y vuelta mierda (en todo el sentido de la palabra), de persecuciones políticas nefastas, de censura, de un futuro incierto por parte del padre atómico. De un momento a otro, todo lo que estaba escondido debajo de las telas de la comodidad, de aquel auge capitalista, se estaba revelando por un instante para las masas, y mientras un sector musical altamente privilegiado decidía en aprovechar el momento con decadencia y glamor burgués, otros refinaban su visión densa de la condición humana en medio de un mundo hecho pedazos.

Y es ahí en donde entran nuestros protagonistas: Interpol, una banda que surge previos momentos antes del milenio y que sintetizaba tanto la música underground del post-hardcore norte americano y la facción sombría del post-punk. Esta banda modernizó (o post-modernizó) un lenguaje desesperado y oscuro para construir un primer disco de proporciones monolíticas: la banda sonora a una metrópolis destruida, un tributo espiritual a los cadáveres putrefactos que maldecían a los rascacielos de ‘Manhattan’, ciudad de donde ahora se despedía el humo de aquellas torres condenadas.

El disco abre con la elegía airosa de ‘Untitled’, unas guitarras tenues y cristalinas flotan tan agraciadamente, que parece como si fueran ondas luminosas que estuvieran viajando a través del universo. El glorioso ritmo hueco de Dengler y Fogarino entra el segundo 39 para envolverse con la atmosfera etérea. De repente todo se torna nauseante, como si nos estuviéramos preparando para algún aterrizaje abrupto, algún accidente sin salida. Algo anda mal. Y Paul Banks en cierta forma parece advertirnos algo. Nos susurra al oído de manera delicada e impresionista lo siguiente: “Surprise, sometimes, will come around…when your down”. Esta bella canción de repente hace implosión, se resquebraja lentamente hasta que no quedan huellas de ella: se evapora.

Aquello que estaba mal en el primer lugar se revela de manera inmediata en ‘Obstacle 1’. Paul Banks recita su poema macabro a una piel oscurecida siendo devorada por gusanos blancos; bajo tierra se encuentra su deliciosa amante. Un funk fatalista abre su paso como aquella multitud enfurecida dispuesta a ejecutar a Luis XVI y María Antonieta. Los tambores de guerra son golpeados con una rabia abrasadora, tribual, ritual, mientras que las guitarras de Banks y Kessler se deslizan, encuentran, muerden y separan como dos serpientes en un duelo desconcertante mientras que Carlos Dengler usa con toda destreza sus dedos de mantequilla para fabricar una tela de gran fuerza sobre la cual se puedan sujetar las arrolladoras vocales de Banks. Vocales que parecen salir de algún velo gris en una cripta desolada. Cuando Banks grita, “you go stabbing yourself in the neck”, debe ser de lo más trágicamente desarmador puesto en cinta magnética desde quién sabe cuando rayos.

Los pocos rayos de luz, como una catedral iluminada bajo el océano, se vislumbran con el tributo nostálgico de ‘NYC’. Tan hermoso como un muy mal intento de elegía a una ciudad en escombros, una “poesía” que intenta ser bohemia, entre la negra nicotina, chaquetas encenizadas, bomberos carbonizados, lagrimas y clubes sumergidos en una neblina naranja de neón, llenos de caras falsas y brillantes bailando, follando, drogándose y tomando sin consciencia, como si no hubiera mañana alguno. “I had seven faces, though I knew which one to wear. I’m sick of spending these lonely nights: training myself not to care”. Los cuervos anidan en el Empire State, mientras aves de carroña sobrevuelan Queens en donde un vagabundo moribundo se encuentra tirado en la nieve. Aquel tipo con el torso desnudo y barba de cuatro días, que se encuentra en la terraza de su loft a las 4 a.m. se toma un whisky, mientras contempla si es buen momento para suicidarse.

Las guitarras se acordonan, se entrelazan, como cables eléctricos echando chispas. Aunque yo no puedo sentir la menor simpatía y romanticismo por aquella ciudad, uno siente ganas de estar del lado de Paul, de chuparse la tristeza y quedar como una esponja cuando de manera esperanzadora nos dice que “it’s up to me now, to turn on the bright lights”. No hagan una teoría filosófica-matemática al respecto: sientan.

Ahora la cara arrastrada contra el gris del asfalto durante las diez millas de ‘PDA’. El sonido de la alienación romántica al mirar la fachada del Congreso y sentir ganas de vomitar desalmadamente pero sin obtener alivio alguno. Así, aunque un poco más robótico, más frío, un día gris en los suburbios. Ese tipo con sus medias rotas está a punto de inmolarse en el hospital psiquiátrico. Alguien atado con cadenas al fondo del mar. La misa que se dió en una iglesia mormona post-9/11: daban ganas de morir ahogado bajo los vidrios rojos, gigantescos e entintados de aquel momento. Un desamor surrealista llevado al ritmo neandertal-europeo cuasi cuatro cuartos, “you look so cute when you’re frustrated, dear. You look so cute when you’re sub-dated, dear. Sleep tight. Grim rite. We have two hundred couches where you can sleep tight, grim rite. SIMPLETON! Sleep tonight. SIMPLETON!”. Son sofás de plomo, ten cuidado, igual te mueres.

Repulsión y paranoia representadas en ladridos oxidados y mecánicos. Siniestro, discordante, ensoñado. Futurista, hipnótico. 5 minutos, cero-cero segundos.

El fantasma de Britania embarniza la pegajosa y exquisita ‘Say Hello To The Angels’. La banda al parecer se encuentra en el modo de “bienvenidos al rompimiento más grande mi vida” o alternativamente “me estás enloqueciendo porque eres el amor no-correspondido más grande de mi vida”. Sam Fogarino golpea con la fuerza de un torero su kit (kat), las guitarras evocan al volador escocés de Postcard Records por todas partes en sus melodías dulces y a la vez secas y angulares. Paul Banks se presenta como todo un galán romanticón, presentándonos las heridas de espinas de rosas que se encuentran en sus manos (“Tus partes silenciosas, aquellas que las aves adoran. Sé que existe tal lugar. Voltee mi espalda. No te diste cuenta que estaba solo”) y Dengler está que no pueden contenerlo desde su jaula leonina. Todo es tan malditamente grandioso de esta canción que se me paran los pelos de la nuca cada vez que la escucho. Es como si toda la energía de esta canción se concentrara para convertirse en un huracán que termina arrasando no con el pueblucho en donde se encontraba Dorothy jugando con su perro ovejero, sino todo el reino de Oz. Cuando se menciona la cursi letra de: “This is a concept; this is a bracelet THIS ISN’T NO INTERVENTION. THIS IS A NEW YEAR, WHAT YOU THOUGHT WAS SUCH A CONQUEST; your hair is so pretty and red”, no puedo evitar pensar en temáticas tan parecidas que me ha tocado sentir con s mayúscula. Así que el titulo no podría ser más apto: dile hola a los ángeles.

‘Hands Away’ es una meditación en la oscuridad. Una oración en un lugar que jamás ha existido. Los golpes incesantes de aquellos platillos son como una suave lluvia que ha venido a neutralizar aquel torrente de emociones repulsivas que se iban acumulando hasta este punto. Pero a la vez, hay una gran melancolía, una profunda resignación que es palpable en el aire de la canción. ¿Y qué es?

La segunda parte del disco es un descenso maligno a las profundidades, propiciado muy oportunamente por ‘Obstacle 2’. La desesperación de aquello que no es correspondido emocional y objetualmente ha llegado a un punto inviable mientras que los acordes musculares se desdoblan en melodías diablescas y retorcidas. El protagonista alucina y se asegura a sí mismo y de manera amenazante que todo estará bien y todo lo que sucede con aquella silueta escondida en las sombras es ‘real’, pero también no puede contener su frustración cuando afirma que: “I’ll stand by all this drinking if it helps me through these days. It takes a long time just to get this off straight. The show is at Route 7; we’ll find a right place. It takes a long time…” y para cuando se llega al momento catártico de la canción, los acordes serruchan de manera macabra y gótica, mientras que nuestro protagonista se ahoga en el veneno de su propia psicosis.

El hilo no se pierde. Las fantasías de una sexualidad vacía, fría y plástica fueron exorcizadas por Roxy Music en su disco ‘For Your Pleasure’, pero Interpol se atreve a renovar aquella temática de una manera fetichista en ‘Stella Was a Diver and She Was Always Down’ (titulo de canción que obviamente tiene dos significados). Aquel objeto de placer es una vez más imposible. Se observa a la distancia a aquel objeto, las memorias se mimetizan con una lujuria insensible, un deseo sin rostro. Y aquel objeto -porque no hay pista alguna de humanismo en la letra- no es feliz o no siente ya absolutamente nada: lo rompieron, pobre. Hay una malicia en aquella observación distante del objeto, y a la vez queda claro que el protagonista de la letra tuvo algún encuentro cercano con aquello que desea. Es una especie de apego, pero del tipo de apego que me podría imaginar de alguien que encuentra placer en observar un calendario lleno de fotos de maniquíes.

“Stella! Stella! Oh, Stella! Stella…I love you, Stella I love you, STELLA I LOVE YOU!”

Cada vez que se grita que aquel objeto está roto en la canción, se puede casi sentir un peso medido en toneladas y toneladas que aplasta todo en su camino, que me aplasta, que nos aplasta. Se escucha un beso. Comienza a sonar un tecladito de juguete en el fondo y prontamente la analogía entre este instrumento infantil y aquel objeto no se hace esperar:

“Well she was my catatonic sex-toy love joy-diver. She went down, down, there into the sea; she went there down, down there, down there for me. Right on. Oh yeah. Right on. So good”

Y de repente las guitarras imitan aquel movimiento sexual. Se torna grotesco. Y a la vez trágico. La historia que se narra jamás tendrá resolución y aquel juguete no se podrá arreglar nunca, ni con pegante, ni con Super-BonderTM, ni con las chispas de un electrodo.

‘Roland’: mi mejor amigo es un carnicero. Tiene 16 cuchillos.
Los lleva por toda la ciudad, al menos lo intenta. Oh! MIRA, dejó de nevar.
Mi mejor amigo es de Polonia, y, um, tiene una barba.
Pero lo atraparon con su maletín en un caso público, eso fue lo que temíamos.
El secretamente amputó segmentos, ¿te gusta eso?
Siempre tuvo el tiempo para hablar conmigo, me caía bien por eso. Siempre se tomó el tiempo.
Siempre se tomó el tiempo.

Muy probablemente alguna conversación que se escuchó en algún aeropuerto entre dos personas sobre un criminal que resultó ser un muy buen amigo, y que ahora que se lo van a llevar a la cárcel, se lamentan al respecto. Tampoco era que ellos fueran los buenos amigos de esta historia, la vida continua. A la vez lo representan de una manera graciosa, de una manera absurda. ¿Y qué tiene que ver todo esto? Nada. Al parecer las letras no tienen tanta importancia como la atmosfera sucia que generan los instrumentos. Una atmosfera urbana peligrosa y decadente que apesta a basura en estado de descomposición, cañerías y de seres peligrosos en algún callejón a la medianoche. Esta ambientación sonora es suficiente para traer a la memoria a aquella innombrable banda que ha servido injustamente de miles de comparaciones, pero no hay caso. Aquella distante banda tenía de referencia la alienación de textos como los de J.G. Ballard, en cambio Interpol, simplemente perciben lo que se encuentra en el ambiente de la metrópolis en la que habitan y la traducen a un sonido que se encuentra lejos de ser tan frío como la tuerca de un robot. Sudor y violencia.

La elegía ámbar de ‘The New’ es lo más hermoso que ha escrito esta banda. Se anuncia como con luminiscentes gotas de vidrio azul cayendo lentamente a la tierra negra en donde quiebran delicadamente. Ahí, entran las primeras notas de bajo, solemnes y melancólicas dando paso a las encharcadas guitarras que se funden con el fondo para convertirse en silencio una y otra vez. Banks se tiene fuertemente mientras nos da un confesionario de sus sentimientos, transcritos a una letra banal en donde florecen varios “baby, baby” de manera desconcertante. Las notas se vuelven más insistentes, endulzadas, avainilladas, cristalinas. “I can’t pretend, I don’t need to defend some part of me from you”, y parecen alcanzar breves momentos de una luminosa trascendencia. Pero se detienen. Al minuto 2:22 parece como si fueran a invocar a los dioses de la lluvia por medio de un motivo instrumental casi infantil, que se torna y torna errante hasta que efectivamente la sección rítmica irrumpe en forma de matoneo, acabando con la tranquilidad que se había generado hasta ese momento. Y ahí deciden abrir la caja de pandora. Todo se torna infernal, de un pánico frío que recorre las guitarras efervescentes (excesivamente teatral), “you’re looking alright tonight, I think we should go!” son las últimas voces que se escuchan, que suenan más como furiosos alaridos generados desde el inframundo. Aquel malestar es canalizado y estirado en una coda instrumental que no le iría tan mal en ambientar una vampírica historia de Edgar Allan Poe. Despedazador.

Para finalizar, las emociones ya marchitas son condensadas en ‘Leif Erikson’. Me podría imaginar una multitud ocultista de la era victoriana vestida con sacros mantos blancos, avanzando ceremoniosamente hacía un gran Mausoleo de mármol, para rescatar algún secreto codificado sobre la muerte. Y en cierta forma, sí, es una especie de ‘canción para los muertos’, una para despedir todo sentimiento que pudo haber acosado a Paul Banks en el pasado (y la misteriosa receptora de esos sentimientos). La música nada en un fango espeso; se logra una refinación que parece que remitiera a tiempos más antiguos (una contradicción). Un monstruoso y cadavérico órgano hechiza la canción, y la hace más desesperanzadora aún. El luto no hace sino acrecentarse a medida que avanza la canción, y Banks cada vez más castigador, más seco, las guitarras cada vez más ensordecedoras y metálicas, el redoblante cada vez más brutal y simple, el bajo se mimetiza con todo este ruido hasta volverse irreconocible.

“She swears I’m just prey for the female, well, then hook me up and pull me baby-cakes cause’ I like to get hooked. The clock is at the 9, but you know you’re gonna make it 8. All people that you’ve loved; they are all bound to leave some keepsakes. I’ve been swinging all my time, think it’s time I learnt your way. I’ll bring you when my life-boat sails through the night. That is supposing that you don’t sleep, tonight…”

Hora de inundar el piso con pétalos secos.

*Nota: (Vuelto a publicar desde otro blog de mi autoría, como tributo a la re-edición de Turn On the Bright Lights).

Sunday, 2 December 2012

Hora Local (01/12/2012)


Noviembre 30/1ero de Diciembre - Concierto de Hora Local en Asilo Bar.


No sé si haya sido un craso error haber aceptado la invitación al toque de una banda de culto de la escena underground de Bogotá sin haber tenido una previa conexión con ella, haberme aprendido de corazón las letras y de derecha a izquierda o simplemente haberlos escuchado anteriormente. Pero estaba seguro de que esta era una oportunidad única y muy posiblemente irrepetible. Todo esto me haría un posero frente a gran parte del público allí presente aquella madrugada, pero cada vez menos me importa el tipo de prestigio que uno pueda o no tener como escucha, y es muy probable que sí sea posero al fin y al cabo, además, ¿en donde quedó la sorpresa de ir a ver una banda previamente desconocida? Ahora con la hiper-velocidad-'consumista' del internet y con previo aviso, uno puede "devorarse" con afán la discografía completa de una banda antes de que se presenten en un festival o en el barrio en donde uno vive. No sé hasta que punto pueda tener esto gracia o no, si la persona que la escucha realmente está disfrutando la banda o aparentando para no quedar mal frente a los verdaderos 'fanáticos'. El caso, es que a pesar de todo no podía ir al toque sin haber escuchado algo antes y por mi suerte pude encontrar el disco debut 'Orden Público' colgado en la web.

Hubo letras y melodías que impactaron de forma inmediata a mi subconsciente, "lástima no haberlos escuchado antes", pero el detalle de aquel disco quedará relegado por ahora a un 'más tarde'. Enfoquemonos en el toque. La apertura estaba estipulada a eso de las 8 de la noche pero por aparentes problemas tuvimos que esperar yo y un amigo (el cual también contribuye en este blog) una hora de más para poder entrar. Jamás había asistido al lugar de la presentación, pero había escuchado cosas buenas con respecto a los sets de música que suelen pasar los DJ's del bar. Desafortunadamente no fue el caso, fuimos bombardeados por synth pop añejo demasiado afelpado para mi gusto y algunas canciones de la ola madrileña que nunca me ha emocionado mucho al decir verdad, pero que extrañamente combinaban muy bien con las visuales de la serie de Batman que protagonizó Adam West y que estaban siendo proyectadas en dos pantallas del sitio. Luego de un tedioso e interminable set con muchas canciones de B-52's (y ni una sola del debut, ni siquiera Rock Lobster), se presentaba la banda telonera, 'Ceros Humanos' a eso de las 11:50 p.m.

La banda tocaba una mezcla de 'garage punk' y new wave oscuro. Había canciones que intentaban llegar a un momentum, a un climax que jamás se lograba de forma frustrante y no planeada. Faltaba energía, movimiento y las vocales resultaban algo monotonas, aunque no es una banda mala, solo que tambalea en una zona muy intermedia para mis gustos. Luego de un cover 'intento-de-ser-emocionante' de 'Detesto el New Wave' de una banda colombiana para mí desconocida, finalizó el set de los teloneros. Entremesa: punkeras borrachas se tambaleaban encima del escenario, introvertidos miraban desde los resquicios y en las sombras, gente se sollaba bailando 'Lust for Life' de Iggy Pop (la cual detesto) hasta el punto de entrar en trance, amigos, nostálgicos y familia de la banda mientras tanto charlaban con tragos en la mano desde la lejanía y en comodidad. No podía esperar, no sentía un cariño exagerado por la banda, como el de algunos de los que ahí se encontraban: "es como ver a los Rolling Stones colombianos", pero sentía ansias, incertidumbre por estar al frente de una de las bandas de culto del rock Bogotano, de una época en donde todo parecía comenzar a abrirse para que luego las puertas fueran una vez más cerradas frente a nuestras narices. Y yo desconociéndolos hasta ahora. Mis expectativas altas. ¿Funcionaria el experimento?

Sube al escenario Eduardo Arias, con pantalones estilo leopardo y su aparentemente característico sombrero negro. Siguen los dos guitarristas, el baterista y Luis Uriza. Hay problemas cuadrando el audio. Se genera una leve demora, a la cual Uriza y los demás dicen al carajo. Piden que le suban el nivel al microfono de Arias, el cual era uno especial. De repente la banda comienza, con una nostálgica rendición de 'Chica de Chernobyl' con muchos problemas de audio. Siguen sin arreglarse, casi no se escuchan las vocales mientras que las guitarras suenan aun más cristalinas que en el mismo disco y la sección de ritmo, absolutamente crujiente: "¡EL ROCK NO TE NECESITA! COMPRAS LAS REVISTAS EN LAS QUE QUIERES APARECER" todos saltamos, gritamos, a pesar de que me sepa a medias la letra. Como una 'Soledad Criminal', esta canción debería ser un himno del rock colombiano. Una chica o muy pasada de tragos o muy emocionada se contorsiona frente a mí y me toma fotos con flash en la cara mientras se me enredan hilos de su cabello en mi ojo. Y cada vez más cerca. Incomodidad. Gritos de emoción a Ariza, "¡GRANDE GRANDE!"


La energía y ambiente son totalmente punk, hasta por las muy frustrantes fallas de sonido que hacen que Ariza pierda su voz temprano en el set: "porfavor un momento..." grita afónico a los miembros de la banda, grito que por supuesto es ignorado. Una rendición de la post-apocalyptica 'Londres' emociona a la oleada de fervientes fans al frente del escenario, hasta armarse un incendiario pogo que no logro entender por completo hasta que la melodía de la canción, y luego las geniales letras se me quedan pegadas durante todo el fin de semana mientras escribo esta "reseña". A pesar del sonido, la banda toca con más energía aun que otros grupos actuales: hay derramadas de cerveza, caída de atriles y aparatos y la rotura de un techo del bar en menos de dos canciones. Hay sonrisas por parte de los miembros de la banda, felicitaciones mutuas, Eduardo Arias, que tiene un aire frío de cyborg interrumpe con monólogos actualizados usando su humor negro frente a Uribe, la seguridad democrática y la situación en San Andrés.

Los tres momentos estelares fueron cuando tocaron 'Orden Público Alterado', que generó otro pogo, interrupciones emocionantes dignas de una montaña rusa (y eso que jamás he montado en montaña rusa) y en la que Ariza casi se revienta las vocales. 'Hace Frío en el Infierno', en donde se sentía un aire de feliz satisfacción por la banda, de agradecimiento casi. Y un reprise de 'Londres', en donde sufrí un ligero golpe en la quijada y una intencional patada en el trasero por parte de alguien a quien no le caí muy bien que digamos. Y así como así terminó el toque. No había necesidad de añadir o pedir más. Al final de la noche y a pesar de mi disgusto con el ambiente, pensé "pudo haber sido de otra manera", aunque también pensándolo de otra forma es una de las experiencias musicales que jamás olvidaré, me quedé con ganas de ver a Hora Local una vez más...Ariza gritaba durante el concierto: "¡yo soy como ustedes muchachos! ¡yo soy uno de ustedes también!", y a pesar de que se hubiera congelado el tiempo en la nostalgia de lo que pudo haber sido, no había nada más sino asentir y creerle con todo el corazón.

Tomé algunas fotos con una camara bastante rudimentaria y con un enfoque aleatorio, sin embargo pueden verlas aquí (via flickr): 

http://www.flickr.com/photos/90675164@N05/sets/72157632151538514/with/8236256219/