Factory Records. 1979
Sí anarquía. Sí Buenaventura. Sí situacionismo. y ya que hemos sacado a pasear a aquellos tres (referenciales y) tristes tigres, ahondemos en la refrescante anacrónica laguna musical producto de Vini Reilly & Martin Hannett [estrellas irreconocibles/irreconocidas ltda.]. Es cierto que lo que uno menos se esperaría de tal titulo del disco, tan exquisitamente violento diseño (papel lija. idea bastarda corrida de las memorias de un intelectual francés) y de aquel contexto musical, -tanto del caso local Manchester, como de momento histórico a nivel mundial-, fueran calmos virtuosismos de guitarra, que en vez de incentivar miles de pensamientos furtivos de naturaleza helada o una inmediata nausea existencial o indignante furia termometrada, relajan los canales de la sangre y adentran al oyente en un espacio silente, meditativo que no es muerto sino vivo. colorido. delicado.
Piezas únicamente instrumentales, denudés casi: la batería suena como un grillo incesante que ha sido amplificado cien veces su magnitud original, y el bajo rueda como una cómica slinky-oruga envuelta en los alargados y marcianos dedos del viejo Vini. Escucho algo de esa lucha continua (LC) entre lo pastoral, romántico, interno vs. el mundo vomitivo, sabor hollín, exterior, que da génesis a un resbaloso lenguaje propio que no es ni uno ni lo otro y que me hace pensar que el nombre de la banda/disco no es tan alocado como aparece en primera instancia. 'The Return...' es una pícara bofetada al punk de la época y a la vez, bueno: ¡una formulación anarquica! La paz interna capaz de eliminar el permanente neurótico zumbido dogmático de una sociedad mecánica.
Johannes Itten (1930's)
Música de instantes suspendidos, no tanto música de muebles (Satie) o música de aeropuertos (Eno), que predice -al igual que otros materiales artísticos aquí reseñados-, muchas corrientes musicales por venir, tanto en espíritu como en forma (otras D's: desde Don Caballero
dasda slowDive y dasta Ducktails
), pero que lastimosamente está cargada de la tragedia del artista incomprendido. Vini Reilly ha continuado su particular expresión, a pesar de contratiempos como la muerte de su mecenas Tony Wilson o la falta de reconocimiento, que ha llegado al punto de arriesgar su propia salud y bienestar, -al igual que muchos desconocidos maestros de nuestro país-, transformando en incierto el futuro del artista. Por ahora, podemos rescatar su memoria, reconocer su silente genialidad y reconocer que ha sido uno de los más grandes guitarristas no valorados de los últimos tiempos, y que este disco acompañado de su secuela, deberían ser de los más importantes del movimiento post-punk o para cualquiera que esté interesado en los desarrollos de la música underground desde siempre.
//cortes recomendados//
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