The Rapture, oh precioso Rapture. Nuestra tormentosa relación pudo haber terminado hace un tiempo, pero jamás olvidaré cuando escuché los primeros acordes de 'House of Jealous Lovers' alrededor del 2005 o de los hipsters colombianos de camisetas verde day-glo y gorra de camionero que hablaban de 'Hiroshima Mon Amour' de Ultravox como si fuera lo último en carachas. Tiempos en donde uno le decía a la gente del colegio que uno escuchaba post-punk y me respondían con un: '¿existe eso?', '¿está loco?' o de forma más efusiva: 'que man tan pene'. Ironías de la vida supongo. Por eso he decidido darme el lujo de darme un paseo por la autopista de los recuerdos y hacer algo de lo que tenía ganas y era escuchar el EP que hizo conocer a Rapture por primera vez a miles de Brooklyneros en el 2001 y que tengo presente justamente por el track homónimo, que sigue siendo para mi sorpresa, una escucha tremenda hasta el día de hoy.
Encontramos a la banda alejándose del post-hardcore gótico que caracterizó a mucho del Mirror y apropiándose de la caldera de influencias que por ese entonces estaba azotando al inconsciente colectivo de bandas que aparecían y desaparecían de la noche a la mañana en la ciudad de Nueva York. Claro está que no hay riesgos armónicos y una fresca renovación del genero 'post-punk' en el EP de The Rapture. No. Simplemente están tomando ciertos aspectos del genero y jugando con ellos como un set de Lego, armando a partir de ahí y a partir de allá. No hay originalidad en la formula de la banda, pero a pesar de eso logran construir un set de canciones memorables, como lo había mencionado con el track homónimo.
Canción que empieza con fragmentos de guitarra cromada, crudamente metálica (a la Levene) y que luego entra con todos los motores de una linea de bajo 'funk' TITANICA y percusión death disco no exactamente 4/4 four on the floor sino caótica y agresiva Vocales desgarradas y afónicas vía Luke Jenner que afirman que hay 'castigo desde lugares más altos'. La banda pinta una imagen infernal Boschiana que induce estados neuroticobailables que pueden conducir a que uno se arme una mañana cualquiera con una magnum 45 y una mascara de payaso diluido, a ponerse a disparar a diestra y siniestra en un supermercado un lunes por la mañana. Hasta me puedo imaginar la atmosfera gris del Loft mientras grababan la canción y tres chicas guapas en un piano observaban en asombro lo que salía aventado de los instrumentos.
Esta y 'Modern Romance' imbuida en su psicodelía oscura y agitada son las únicas dos bailables del disco, en otros lados nos acosan intentos fallidos de experimentación como en 'Caravan', que toma del mismo caldo instantáneo de PiL circa 'Flowers of Romance' (no será la ultima vez que la banda lo haga, y hasta de forma más descarada. verse: Echoes), alternándose entre carnudas texturas/espacios huecos que suenan más como a un bosquejo inacabado y 'The Jam', en donde se puede apreciar el pasado punk de la banda: disonancias enervantes, sufridos gritos inframundescos, feedback aplastante y negatividad al 100%.
Finalmente el EP cierra primero con la irónicamente no tan irónicamente titulada 'The Pop Song', que comienza como justamente eso, una canción con un sabor medio oriental melódica y bañada de sol para luego convertirse en un desastre nowavesco del bueno; del porque no habrían seguido esa dirección es un misterio para mi. Un chirriante tono que concluye la anterior canción conduce luego al ritual esquizo-pagano de 'Confrontation', DESESPERACIÓN carnal y abstracta para bailar con el cuerpo pintado. Improvisación que debía haber sido más larga pero que la banda desafortunadamente no puede continuar más allá de cuatro minutos estipulados. Y finaliza el pequeño viaje nostálgico a un tiempo en donde una vez todo parecía ser posible bajo una ingenuidad inocente que descartaba que este contenido post-modernista musical terminaría en desastre unos diez años más tarde. No es el mejor EP de la época pero definitivamente muestra a un The Rapture impulsándose, intentando buscar EL camino y no hundiéndose, buscando el salvavidas con desesperación como luego lo hicieron con los tres predecesores y fallidos experimentos. Una nostalgia por el pasado-futuro que jamás llegó.
Ahora, en la actualidad el post-punk es una declaración de moda de indole frívola y hueca que ha sido abusado hasta el cansancio y tirado a la basura como una vieja envoltura por algunos. Y son pocos los grupos 'revivalistas' que no se han convertido en casualidades de una guerra que jamás existió, muchos desapareciendo en la oscuridad, otros, dándose cuenta que no pueden ir más allá de una formula establecida unos cuarenta años atrás, han intentado evolucionar (Liars, que vendrán a continuación), han terminado sus actividades o han quedado fosilizados para la posteridad (The Faint, Bloc Party, Franz Ferdinand).
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